11 de abril de 1882 – San Lorenzo, medio día, 28 grados, en sensación 35, vientos fuertes. El sol tiene un extraño brillo, como si fuera a llover, pero no hay nubes a simple vista. Las flores del Ocobo brillan con fuerza. Estimado señor Vandercraft; Me encuentro completamente asombrado por las características de este lugar. Nunca imaginé que tendría el valor para entrar al Amazonas. Pensé que el solo hecho de venir a la nueva granada ya era suficiente muestra de valentía y amor a nuestro oficio, pero no, esto me ha superado. Por esa razón me tomé el trabajo de escribirle y enviarle estas notas personales arrancadas de mi diario. Esto como muestra de mi estimación hacia usted y por lo irrisorio de las situaciones que allí narro. Con este último gesto, quiero decirle que todo lo que leerá es completamente real. Le agradezco profundamente que recomendara mis habilidades como alquimista botánico a los galénicos de París. Sin embargo, las circunstancias ahora comprometen mi
23 de enero - 2024. Caminamos entre los tiempos, Sombreados por la luna y los buenos vientos. Hay Sorteos de piedras, pajas e higueros pesados que caen desprevenidos; Sin embargo parece que de la piedra algo tenemos. No por cariduros ni toscos, sino por serenos y leales a la mano que nos sostiene aún en dolor; Y es tu mano mi camino Tus labios mi bendición Y tu mirada mi salvación. Yo no me canso, No me cansas, Espero no cansarte. Amarnos es un privilegio: No por lujo ni vanidad, sino por oportunidad Una oportunidad que apareció puesta con tu aroma de dama carmesí y tú voz de luna joven y sabia. Y lo supe, cuando abrí; que eras el amor de mi vida. Te doy mi mano para que permanezcas en mi corazón eternidades e infinitos porque: Habitas en mi interior como canto de azulejos Vives en mi memoria como música y sonoridad Duermes en mi alma como un pueblo perdido en la montaña y Te amo como existe un cielo con estrellas y galaxias abundantes... Con luz como tu mirada; y es verdad, somo